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Tardan las autoridades en ofrecer pruebas de coronavirus a las comunidades latinas. Ahora hay personas enfermas.

En el valle central de California, a mediados de junio, estaba alarmada la doctora Patricia Iris.

Ese día, cada uno de los pacientes de COVID-19 en el hospital Lodi Memorial era latino, a pesar de representar sólo el 39% de la población de la ciudad.

El seguimiento de las pruebas de COVID-19 en el condado de San Joaquín tendría que haberle indicado a la doctora Iris que este indicador se venía. Pero estaban tan limitadas las pruebas en la comunidad latina que el seguimiento no logró registrar la llegada de la ola.

Se llenaron las camas del hospital con pacientes latinos. El primero de junio, el condado tenía tan solo 23 pacientes internados con COVID-19. Para fines del mes, había 140. La mayoría, según la doctora Iris, era latina.

Continuaron en auge las cifras. Para el 20 de julio, los hospitales del condado operaban a 132% de su capacidad total en las UCI.

“Las personas se apuntan en listas de espera para recibir la prueba”, dijo la doctora Maggie Park, oficial para la salud pública del condado de San Joaquín. “Es una situación terrible”.

Por toda la nación se ha visto esta misma dinámica en lo que el virus se difundía silenciosamente entre los latinos. Desde su lugar de trabajo hasta el hogar y la comunidad, los latinos han sufrido las peores consecuencias del virus. Y, según los expertos y los defensores, una de las razones por esto es la falta de pruebas.

Cientos de personas hacen fila el 3 de julio para recibir pruebas de COVID-19 gratis en el estacionamiento del Rancho San Miguel Market, en Lodi, California.
Cientos de personas hacen fila el 3 de julio para recibir pruebas de COVID-19 gratis en el estacionamiento del Rancho San Miguel Market, en Lodi, California.

En 20 de los 27 estados que reportaron casos de contagio positivos por etnia, a partir del feriado Memorial Day, el aumento entre los latinos ha dejado muy atrás el aumento en total, según un análisis de USA Today. A nivel nacional, han tenido los latinos cuatro veces mayor probabilidad de internarse que los blancos, según información de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE.UU.

Aunque sean pocos los estados o los condados que publiquen la etnia de las personas que reciben pruebas, los datos disponibles indican un factor clave de disparidad. La Organización Mundial de la Salud indica que si más de un 5% de las pruebas en una comunidad resulta positivo, es señal de que no se está realizando suficientes pruebas para encontrar y aislar a las personas contagiosas, incluyendo a las que no tienen síntomas.

En algunos lugares, donde el indicador de positividad entre personas no latinas era menos del 5%, el indicador para los latinos seguía cifrándose con dobles dígitos – en un factor tres veces mayor o más.

USA Today ha reportado que el papel desproporcionado que juegan los latinos en las plantas de procesamiento de carnes, y otras industrias duramente afectadas, ha contribuido a brotes del virus en algunos pueblos. Pero como indica la experiencia en Lodi y en otros lugares, las agencias gubernamentales fracasaron en distribuir suficientes recursos para pruebas y educativos a las comunidades latinas.

Las pruebas para el coronavirus comenzaron en Shasta College, Redding, California, el jueves, 30 de abril, 2020. Una de las trabajadores del sitio, McKenna Adams, les dio una demostración de la prueba a los reporteros.
Las pruebas para el coronavirus comenzaron en Shasta College, Redding, California, el jueves, 30 de abril, 2020. Una de las trabajadores del sitio, McKenna Adams, les dio una demostración de la prueba a los reporteros.

La limitación en los números de pruebas significó que las autoridades locales no podían intervenir ni ofrecer servicios de apoyo con miras a desacelerar el brote y minimizar el declive económico a causa del aislamiento.

En el condado de San Joaquín, el primer sitio para pruebas gratis con acceso a pie abrió en mayo, pero quedaba a dos horas por autobús para los latinos que vivían en la ciudad de Tracy, por ejemplo, o a 36 millas de distancia para quien tuviera carro. Arkansas contaba con tan solo un hispanohablante encargado de casos para dos condados con grandes poblaciones de latinos, un tercio de quienes habla un inglés limitado. Un centro de salud en Omaha que sirve a latinos de bajos ingresos dijo que más de la mitad de las pruebas realizadas en abril volvieron positivas; Nebraska no abrió otro sitio para hacer la prueba en dicho vecindario por varias semanas, a pesar del clamor de los locales.

Los expertos dicen que todo esto se suma a demoras sin sentido y menos latinos haciéndose la prueba. Significó que las personas infectadas seguían trabajando en vez de quedarse aisladas, lo cual llevó a que hubiera más infecciones. Significó que los latinos estaban desconectados de los recursos comunitarios diseñados para reducir la propagación del virus. Significó que los dejaron en casa, expuestos a familiares, en vez de albergarlos en cuarentena en un hotel.

Para la hora en que las autoridades locales y estatales se dieron cuenta de lo que enfrentaban, los brotes habían ya pasado el punto de poder ser controlados.

El hacerles la prueba a los pacientes tan pronto como comiencen los síntomas puede reducir la transmisión en un 80%. Una demora de tres días reduce la transmisión sólo un 21%, según un estudio de The Lancet Public Health, una revista médica.

“Nuestras prioridades en cuanto a realizar pruebas no reflejan las necesidades de nuestras comunidades”, dijo el doctor Nirav Shah, catedrático en Stanford University, en el Clinical Excellence Research Center. “Han hecho prioridad de lo fácil: agregar más capacidad al sistema de atención médica existente. Aquel sistema ya suponía problemas de acceso para las comunidades marginadas”.

Dirigentes latinos por todo el país han dicho que los funcionarios públicos no han escuchado sus preocupaciones – y que después se han visto sorprendidos cuando el coronavirus arrasó con sus familias, tal y como se predijo.

En la diócesis de caridad católica de Stockton, en el condado de San Joaquín, directora ejecutiva Elvira Ramírez dice que percibió una falta de pruebas tan pronto como en marzo.

“Cada vez que preguntábamos, ‘¿Y las pruebas?’, pareciera que no se estaba haciendo ninguna prueba”, dijo Ramírez. “Por fin, ya tenemos algo establecido, pero parece no abordar por mucho la necesidad”.

Fracasos en Arkansas

Jackie Tobías, del noroeste de Arkansas, dijo que cuando perdió el sentido del gusto y el olfato, se preocupó que hubiera contraído el coronavirus.

Sólo un par de días antes, la profesional latina de recursos humanos había visitado sus padres. Ellos trabajan en una planta procesadora de pollo local, un ambiente de alta exposición ligado a brotes del virus por toda la nación.

“Tal vez estuviera asintomática mi mamá, y he sido expuesta yo”, recuerda haber pensado.

Su médico de cabecera tenía cita abierta en dos días, más tiempo del que quería ella esperar. Los inspectores de pacientes en la puerta de una clínica local le dijeron que necesitaba sacar cita – detalle ausente de la página web de la clínica – y que tardarían varios días conseguirle cita. El departamento de salud del condado no tenía nada disponible y le refirió a la clínica que ya había visitado.

En Arkansas, personal médico de Baptist Health-Fort Smith realiza pruebas del COVID-19 el 2 de julio en un nuevo sitio en Arkansas. El sitio de pruebas desde el automóvil estaba abierto de 7:00 a 11:00 a.m., siete días a la semana.
En Arkansas, personal médico de Baptist Health-Fort Smith realiza pruebas del COVID-19 el 2 de julio en un nuevo sitio en Arkansas. El sitio de pruebas desde el automóvil estaba abierto de 7:00 a 11:00 a.m., siete días a la semana.

Por fin, después de buscar ayuda en tres pueblos, recibió la prueba en una clínica de urgencias a 35 minutos de su casa.

El personal le dijo que no tendrían los resultados por, como menos, una semana.

Cuando buscaron hacerse la prueba sus padres, les dijeron que sin síntomas sólo podrían recibir la prueba si los resultados de su hija volvían positivos. Sin tener los resultados de la prueba, continuaron trabajando.

“Si mis resultados llegan en siete días y sólo entonces ellos pueden hacerse la prueba, y después otros siete días para que ellos reciban sus resultados”, pensó Tobías, “alguien podría morir antes siquiera de hacerse la prueba o recibir sus resultados”.

Más adelante su madre desarrolló síntomas que le calificaron para hacerse la prueba. La prueba resultó positiva.

Las autoridades en Arkansas tardaron en reconocer los brotes entre los latinos y sus barreras contra el hacerse la prueba.

Durante los últimos dos meses, el aumento en casos de latinos en el estado fue el mayor de entre 27 estados que reportan casos por etnia. Los casos entre los latinos en Arkansas aumentaron cinco veces más rápido que los casos entre la población en general, encontró un análisis de USA TODAY.

El 10 de junio las autoridades le pidieron ayuda a los CDC en la investigación de brotes entre las comunidades latina y marshalesa, las cuales predominan como trabajadores de las plantas procesadoras de pollo. Para entonces, el COVID-19 se había transferido más allá de brotes entre la fuerza laboral, según informes de los CDC sobre los brotes. Se estaba propagando entre los hogares, en eventos de la comunidad, en supermercados y en el transporte compartido camino al trabajo.

A fines del mismo mes, el estado obró por aumentar el acceso a las pruebas para los residentes hispanos y marshaleses.

“El brote se hizo patente una vez que se hizo gratuito el hacerse la prueba, y se hicieron pruebas muchas, muchas más personas”, dijo el doctor José Romero, secretario interino de salud para Arkansas.

Durante el presente mes, los CDC entregaron un informe de 59 páginas que encontró que Arkansas falló en priorizar las pruebas en ámbitos de alto riesgo, como plantas procesadoras de carnes y en hogares multigeneracionales, dijo epidemióloga de los CDC, Angela Hernández.

El equipo de Hernández también instó a las autoridades en Arkansas a enfocarse en la prevención, los servicios de apoyo y las pruebas en las comunidades hispana y marshalesa.

“El control rápido de la propagación del COVID-19 ayudará a minimizar la enfermedad, la muerte y el impacto social y económico”, escribió Hernández en un correo electrónico a USA TODAY y el Midwest Center for Investigative Reporting.

El viernes, los legisladores en Arkansas votaron para postergar la audiencia de una petición del departamento de salud del estado para gastar $7 millones de fondos federales para aumentar el número de pruebas y el rastreo de contactos en las comunidades latina y marshalesa, según el Arkansas Democrat Gazette.

Un hito clave del coronavirus

Por todo el país, es difícil cuantificar las brechas en las pruebas entre los latinos y otros grupos étnicos porque los datos no son públicos, si es que hay siquiera recolección de datos. Sólo seis estados revelan la raza y la etnia de las personas que reciben pruebas, y esta información tiene vacíos. El estado de Indiana registró la raza y la etnia en menos de la mitad de todas las pruebas.

Sin embargo, hay una medida disponible en un puñado de localidades que pone de relieve la brecha en hacer pruebas entre la comunidad latina, lo cual ya habían advertido los expertos.

En los lugares donde hay reportes de pruebas por etnia, el porcentaje de pruebas con resultado positivo entre los latinos normalmente era mucho mayor que el hito de 5% establecido por la Organización Mundial de la Salud, y por amplios márgenes, así se hubiera dado con el objetivo para la comunidad no latina.

“Lo que indica, básicamente, es que hay disparidades en cuanto a la frecuencia de la disponibilidad de pruebas en estas comunidades”, dijo el doctor Ali Khan, quien asumiera el cargo de decano del College of Public Health del Centro Médico de la University of Nebraska, tras haber liderado los esfuerzos de preparación en los CDC.

En el estado de Illinois, el índice de pruebas positivas para los no latinos se redujo hasta un 5% a finales de junio, según la página web del estado. Sin embargo, entre los latinos, el índice seguía alrededor del 10% al 15% durante el mismo periodo.

Leo Perez, un paramedico de Gold Coast Ambulance, ofrece ayuda a un sitio de pruebas que sirve a individuos en automóviles en Santa Paula, California.
Leo Perez, un paramedico de Gold Coast Ambulance, ofrece ayuda a un sitio de pruebas que sirve a individuos en automóviles en Santa Paula, California.

A las afueras de Austin, Texas, en el pueblo de Pflugerville, la comunidad no latina tuvo un índice de pruebas positivas de 4%, comparado con un 29% para los latinos, reportó en mayo un centro de salud local.

Las muestras recogidas de 35 centros de salud en el área metropolitana de Baltimore y Washington, D.C. indicaron que los blancos, no latinos, tuvieron un índice de pruebas positivas un poco menos de un 5% a fines de mayo, sin embargo el índice para los latinos estaba en un 35%.

Las décadas de recortes en el presupuesto de programas de salud han dejado mal preparados a autoridades de condados y estados por todo el país para responder a cada uno de los retos que presenta una pandemia. Las pruebas no son la excepción.

“A nivel nacional, la gente no reconocía la importancia de la salud pública”, dijo Park, oficial de salud en el condado de San Joaquín. “Nadie entendía qué era un oficial de salud hasta que nos cayó encima el COVID”.

Desde el principio, Park entendía que las desigualdades en el sistema de salud y en la economía ponían en alto riesgo en particular a los latinos. Sabía que algunos latinos tienen menos acceso a servicios sociales por barreras lingüísticas y temores que si usaran programas públicos, les prohibirían buscar la ciudadanía.

Además, dado que la legislación federal para la pandemia excluye a personas sin ciudadanía y hogares con miembros de ambas categorías migratorias, Park sospechaba que algunos latinos se sentirían presionados a trabajar a pesar del riesgo.

Jaylah Cisneros, 5, mira mientras Katrina Nguyen, una enfermera de Community Medical Centers, le hace la prueba de COVID-19 a Juan Cisneros en un sitio de pruebas en Lodi, California, el 3 de julio.
Jaylah Cisneros, 5, mira mientras Katrina Nguyen, una enfermera de Community Medical Centers, le hace la prueba de COVID-19 a Juan Cisneros en un sitio de pruebas en Lodi, California, el 3 de julio.

Aproximadamente una mitad de los 48 mil residentes sin seguro médico del condado de San Joaquín no son ciudadanos, según cálculos del censo, y la mayor parte de este grupo es latina. Un cuarto de los 267 mil residentes latinos del estado reporta que no habla bien el inglés.

Pero Park no pudo lanzar hasta julio una campaña informativa en español por radio y por rótulo.

“La verdad es que acabo de recibir permiso ahora para usar los fondos”, dijo.

Los fondos federales de la ley federal CARES no llegaron al condado sino hasta el 12 de mayo. Para entonces, los latinos representaban la mitad de los casos de la región. Park dijo que llevó semanas más para diseñar un plan de información y que fuera aprobado.

Barreras similares burocráticas y prácticas han sido la plaga de los esfuerzos por lanzar sitios de prueba asequibles.

El primer sitio para pruebas gratis del condado abrió el 8 de abril con suministros del estado, en un estacionamiento cerca del hospital general de San Joaquín, al sur de Stockton.

El sitio servía a individuos en automóviles, solamente. Según cifras del censo, hasta una mitad de los hogares en las vecindades de latinos en el condado de San Joaquín no tiene ningún vehículo.

En mayo, el estado financió un segundo sitio gratis que podría servir a las personas sin vehículo, pero sentó requerimientos físicos para el edificio y dictaminó en qué zona postal había que localizarlo. El único lugar que cumplía con las especificaciones del estado fue la biblioteca pública de Lodi.

Un residente de Tracy, sin auto, tendría que tomar un autobús y pasar dos horas para llegar al sitio de pruebas para una cita. Este sábado pasado, la cita más próxima era dentro de cinco días.

José Santoyo, de 23 años, residente vitalicio de Lodi, electricista con seguro médico, decidió hacerse la prueba después de entrar en contacto con dos personas con pruebas positivas.

Su madre le contó de un sitio temporal, gratis, en el estacionamiento de un supermercado. Santoyo, cuya prueba resultó negativa, fue una de las 300 personas que recibieron pruebas ese día después de esperar en fila media hora. Más de 200 personas más fueron rechazadas cuando los organizadores se quedaron sin pruebas.

“Si no hubiera ido a ese lugar, no sé dónde habría ido”, dijo Santoyo.

Los expertos dijeron que la demanda muchas veces abruma la capacidad en los sitios de pruebas gratis, lo cual crea demoras que las personas con seguro médico no enfrentan cuando el médico de cabecera les administra la prueba.

“Cuando de la equidad hablamos, no estamos hablando sólo del acceso. Estamos hablando de la equidad en cuanto a la calidad de la atención médica, también”, dijo la doctora Kathleen Page, quien originó la Johns Hopkins Organization for Latino Awareness y quien lidera un programa de pruebas en las comunidades marginales de Baltimore.

A nivel nacional, las personas en regiones con poblaciones más numerosas de grupos minoritarios tuvieron que desplazarse a mayor distancia para llegar a sitios de pruebas para COVID-19, halló un estudio en mayo del Journal of Travel Medicine.

La mayoría de las pruebas las hacen empresas privadas, las cuales reciben $100 de reembolso para cada prueba que realizan.

Shah, el investigador de Stanford dijo que las empresas que hacen pruebas no tienen ningún incentivo económico para dirigir los suministros donde hay mayor necesidad, ni de ofrecer un horario que acomode el horario laboral de trabajadores esenciales, ni de devolver rápidamente los resultados.

Mientras más pruebas hacen, más dinero reciben – sin importar a quién le hacen la prueba.

Oportunidades perdidas

Las disparidades raciales y de etnia durante la pandemia de a pocos van adquiriendo mayor atención.

El mes pasado, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EE.UU. publicó pautas que obligan a los laboratorios a reportar la raza y la etnia de toda prueba del coronavirus. Las reglas entran en vigor el sábado, más de tres meses después que la ley CARES requirió el mismo reportaje.

Cientos de personas esperan en la fila para hacerse la prueba de COVID-19 en un sitio cerca del mercado Rancho San Miguel en Lodi, California el 3 de julio.
Cientos de personas esperan en la fila para hacerse la prueba de COVID-19 en un sitio cerca del mercado Rancho San Miguel en Lodi, California el 3 de julio.

Los expertos en salud dijeron que el acceso por igual a la prueba del coronavirus debía haber sido el enfoque desde un principio – incluso antes que los datos confirmaran que los latinos tenían mayor riesgo de enfermarse y de morir.

“Los datos siempre van a la zaga de la sabiduría de la comunidad”, dijo Page, doctora y experta en la equidad en la salud pública de Johns Hopkins. “Lo que hubiéramos podido crear si de antemano a los dirigentes comunitarios latinos los habrían oído, es, además de la capacidad, la confianza”.

José Rodríguez, presidente de El Concilio, organización sin fines de lucro en el valle central de California, concuerda. Si bien aprecia que los hospitales y departamentos de salud locales hayan colaborado con su organización en semanas recientes, quisiera que por diseño original, los programas fueran de fácil acceso y justos con todos.

“Cada vez que hay un brote, nos llegan a nosotros, en vez de … tomar en cuenta nuestras necesidades a la hora de planificar”, dijo José Rodríguez, presidente de la organización de servicios sociales, El Concilio, en el valle central de California.

En lo que la doctora Page implementara un sitio de pruebas gratis en una iglesia en Baltimore la semana pasada, dijo que el hacer de fácil acceso la atención médica y los servicios sociales sería de ayuda a la comunidad entera. Sin mejoras, dijo, los latinos continuarán recibiendo menos pruebas y otros más podrán postergar la atención médica.

“Justo la semana pasada un señor murió en su casa porque no sabía a dónde acudir", dijo. “La familia dijo que le preocupaba la cuenta médica. Es una situación muy desafortunada y podría haber sido prevenida”.

Jayme Fraser es periodista de investigación con USA TODAY.

This article originally appeared on USA TODAY: Los latinos tienen más casos de COVID-19 debido a una falta de pruebas